Alguna buena noticia
7:00.- Los bancos dejan caer la empresa Reyal Urbis con una deuda cercana a los 4.400
millones…
- Aggg, ¡Que horror! Todos los días me despierto igual. ¿Es
que en este puñetero país sólo hay malas noticias? ¡Ya es que no aguanto más
porquería! ¿Es que no hay nada bueno?
Me levanto súper asqueada y con la moral por los suelos voy arrastrándome
por el pasillo a por mí café tempranero para poder abrir los ojos. ¡Vaya asco de vida! Seguro que al señor este
no le tocan ni un pelo, aunque deba 4mil
millones, nada que se dice pronto. Y un
pobrecín que se queda sin curro y no puede pagar su hipoteca, pues a la calle…
Vamos, que esto de ser pobre y decente es una mierda. Ay, es
que no puedo más, ya no puedo con más basura, más malas noticias, estoy
empachada y desesperada, porque encima parece que aquí no pasa nada…
Voy a ver si encuentro por internet una buena noticia. Voy a
ver si hay algo que me anime y me dé motivos para seguir trabajando. Frente a mi taza de café, abro mi portátil, me
meto en google y escribo “buenas noticias de salud”, aquí a veces hay cosas
buenas. ¡Vaya! Esto sí que es una buena
noticia: “Científicos estadounidenses consiguen que el VIH combata el cáncer.
Una revolucionaria técnica empleada en tres pacientes ha logrado espectaculares
resultados en la batalla contra la enfermedad”.
¡Madre mía! Esto sí que es una buena noticia, que el SIDA,
la enfermedad más temida del siglo pasado al final haya llegado a este loco
mundo para curar el cáncer, la enfermedad más temida de este siglo. De nuevo, con esta noticia recupero la fe en
la especie humana, porque si hay ladrones, mentirosos y personas sin
valores en todos los sitios hacia donde
miro, también hay personas maravillosas como estos investigadores y médicos que
trabajan, luchar y se comprometen para ayudar a otras personas, como las niñas
que tenían leucemia y gracias al VIH modificado se han curado.
Entonces, empiezo a pensar en las cosas buenas y generosas que
he ido oyendo estos días de crisis, personas que cedían casa a otras que no las
tenían, movilización de vecinos para evitar desahucios, el “sí se puede” por la
dación en pago, el crecimiento de voluntarios, las familias que se apoyan para
salir adelante. Parece que esta mañana a
pesar de todo recupero la esperanza mientras termino mi taza de café, y oigo
los pasos de mi niña en pijama por el pasillo:
-Hola mami, buenos días… ¿Qué haces ahí?
-Hola cariño mío, estoy pensando en una razón por la que despertarme hoy
-Pues mama… ¿Es qué no lo sabes? Tienes que despertarte para hacerme el desayuno. ¿Cuánto falta para ir al cole?
-Tranquila cariño, tú eres el motivo por el que tengo ganas de vivir todos los días.
-Hola cariño mío, estoy pensando en una razón por la que despertarme hoy
-Pues mama… ¿Es qué no lo sabes? Tienes que despertarte para hacerme el desayuno. ¿Cuánto falta para ir al cole?
-Tranquila cariño, tú eres el motivo por el que tengo ganas de vivir todos los días.
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