14.- Sobrevivimos a la fiesta de pijamas
Las diez y treinta del Domingo y por fin se acaban de ir todos los invitados, Raúl y yo nos miramos, nos sonreímos y nos damos un beso: ¡Hemos sobrevivido al decimo cumpleaños de Iván! Y es que los cumpleaños son una tortura para los padres, o por lo menos para mí. Y eso que he tomado la firme resolución de simplificar las cosas. ¡Pero con los cumpleaños no lo logro! Primero hay que hacer regalitos a todos los niños de la clase. Ya no sirve aquello de la bolsita de sugus de antaño. Ahora le das un sugus a un niño y te lo tira a la cara diciéndote, ¿pero qué birria es esto? No, tienes que irte al chino de turno y tirarte horas buscando un regalito que cubra las expectativas y supere o al menos iguale el ranking de los regalitos de cumpleaños. Porque se ha convertido en toda una competición. Así que empiezas a buscar: -Iván, ¿Qué tal estas gomas de borrar con rodamientos automáticos? -No..., porque las regaló Luisín -Vaya, ¿Y estos rotuladores fluorescen