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78.-Esos momentos...

La claridad se filtra por mis ojos cerrados mientras me acarician la cara con mimo, mis oídos no oyen ruido ninguno, solo un susurro agradablemente burbujeante, me invade un olor intenso marino, mi cuerpo ingrávido lo tengo expandido, fresquito y relajado, me siento mecida despacito por una fuerza invisible con cariño y delicadeza. Con tanto gustito, este cerebro mío va olvidando poco a poco todas sus preocupaciones, estoy realmente en la gloria. Abro los ojos y veo un cielo azul intenso, con alguna nube blanca brillante, y en los bordes inferiores de mis ojos que se niegan a abandonar el azul percibo lo que parece vegetación verde y arena brillante.   Sin duda estoy en el paraíso, pienso, mientras estiro aún más mis brazos y abro mis dedos para sentir nuevamente la levedad de mi ser meciéndose sobre un ente brillante.   Este sutil movimiento provoca que una cadena de burbujas exploten en mi espalda. Ummmm, que maravilla... En un estado semi-inconsciente decido que este es el modo

77.- Podríamos ser nosotros

Imagen
Me fijo en la foto y veo a una familia; un padre con una niña en brazos, otro niño de a mano, un tercero detrás cargando como puede con su maleta y el ultimo junto a su hermana o madre, que viste también vaqueros y unas converse rosas a conjunto de una camisa también rosa que lleva debajo de su chaqueta. Creo que sonrie. ¿Estarán llegando a su destino?  Me fijo y los niñós llevan vaqueros y cazadoras como los míos, no están sucios ni flacos. Podría ser una familia de viaje, solo que la mujer lleva un pañuelo en la cabeza, por lo que deduzco que quizás es una familia musulmana, y no están en un aeropuerto, sino en un camino de tierra, rodeados de una multitud de personas que llevan como pueden las cosas que han debido pensar que necesitarán en su llargo viaje. Sin duda ya sabéis que los de la foto son refugiados sirios. Me fijo bien en la foto, y veo que se parecen mucho a una de nuestras familias, podrían ser mi familia. ¿Cómo habrçia vestido a mis hijos para hacer ese viaje?  Me

76.- Locas por Valentín

A pesar de estar herido tras liberar a la bellísima Marieta de las garras del temido Jonas, no pudo contener la ola de calor profundo que le consumía al desearla tanto y haber temido horrorizado perderla para siempre.   La abrazo por detrás con sus poderosos brazos, sorprendiéndola agradablemente por el suspiro de aprobación de la dama. Con lágrimas en los ojos por volver a sentirla suya le beso con desesperación en la nuca, los hombros, el cuello y la cara, para finalmente terminar en la boca, donde impaciente empujo su lengua para sentir su húmeda y cálida profundidad. La destreza de sus manos con las armas se volvió torpeza cuando empezó a soltar los miles de lazos de su vestido.   Su agitación incrementaba mientras forcejeaba con el vestido hasta que impaciente lo desgarró liberando los ansiados pechos de su amada, que tomo entre sus manos con exasperación.   La fue desnudando adorando sus perfectas curvas y admirando el brillo a la luz de la cálida de la suave piel de Marieta,

75.- Escapada a Candanchu

-Veo, veo…   -Dice Sandra. -¿Qué ves? -Una cosita… -¿Y qué cosita es? -Empieza por la “T”. -¡Tren! -No, no, lo tengo que ver. -¡TontoLava! -Danos una pista. -A ver. Está dentro del coche, pero también fuera. -¿Y lo ves? -Lo veo, pero no lo veo. -¡Pues vaya pista! -A ver… Lo vemos todos pero no nos damos cuenta que lo vemos. -¿Pero cómo es eso? -A ver, me explico, está desapercibido. -¿Desapercibido? -¡Sí! Está ahí, pero desapercibido… -Pero, ¿lo tenemos cerca? -Sí, lo estáis tocando pero desapercibidamente. -¡Madre mía! Esta   dentro pero también fuera, lo vemos pero no lo vemos y está desapercibido. -¿Os rendis? -Sí, me sale humo de la cabeza. -¡Pues el Toyota! -Desapercibido total… Les habíamos prometido a los niños hace mucho tiempo llevarles a esquiar. Sandrita jamás había esquiado en la montaña, solo tiene recuerdos de quedarse en una guardería mientras los demás nos tirábamos por las pistas y se moría de ganas por subir a la

74.-¿Qué pasa entre las madres y las hijas?

-Te digo que te tienes que venir conmigo a mi dermatólogo. Eso que te ha salido en la nariz es de la edad. Aunque no quieras reconocerlo te haces también mayor y debes cuidarte.- Ainssss... , me muerdo la lengua y arrugo mi nariz. -Pero mama, si no es nada. No me molesta nada, y qué va a ser de la edad. Además me viene fatal. A ver, ¿Qué hago con los niños?- Le contesto desairada, mira que decir lo de la edad. -Para eso tienes un marido, que se quede él con los niños mientras vas al médico. -Uffff, me vuelvo a morder la lengua. -Ya sabes que trabaja hasta tarde.- Le contesto más fatidiada aún. Me joroba mucho no poder contar con Martín por las tardes, no necesito que me lo recuerde. -¿Qué haríais ahora todos vosotros sin los abuelos?- Joooeeee. Me muerdo la lengua por tercera vez. ¡Ya hasta me duele! -Pues mama, habría buscado una señora que me los cuidase.- Le digo completamente asqueada. Es inceible que puntería tiene mi madre. No se da cuenta que mete el dedo en todas mis yagas