Entradas

Mostrando entradas de enero, 2015

74.-¿Qué pasa entre las madres y las hijas?

-Te digo que te tienes que venir conmigo a mi dermatólogo. Eso que te ha salido en la nariz es de la edad. Aunque no quieras reconocerlo te haces también mayor y debes cuidarte.- Ainssss... , me muerdo la lengua y arrugo mi nariz. -Pero mama, si no es nada. No me molesta nada, y qué va a ser de la edad. Además me viene fatal. A ver, ¿Qué hago con los niños?- Le contesto desairada, mira que decir lo de la edad. -Para eso tienes un marido, que se quede él con los niños mientras vas al médico. -Uffff, me vuelvo a morder la lengua. -Ya sabes que trabaja hasta tarde.- Le contesto más fatidiada aún. Me joroba mucho no poder contar con Martín por las tardes, no necesito que me lo recuerde. -¿Qué haríais ahora todos vosotros sin los abuelos?- Joooeeee. Me muerdo la lengua por tercera vez. ¡Ya hasta me duele! -Pues mama, habría buscado una señora que me los cuidase.- Le digo completamente asqueada. Es inceible que puntería tiene mi madre. No se da cuenta que mete el dedo en todas mis yagas

73.- La invitación

Viene Hugo y nos reúne a todos para contarnos que resulta que las altas esferas están muy contentas con los resultados de nuestro trabajo; por lo visto ha subido mucho el porcentaje de éxito y como agradecimiento quieren invitar a todo el equipo a comer. -Ostras… - Dice uno de mis compis -Que cosa más rara. –Dice la otra. -Nos invitan y seguro que luego nos echan. – Dice el siguiente. -No me fío un pelo.- Dice el cuarto. -A mí no me apetece nada de nada… - Digo yo. En mi mundo que alguien te reconozca el merito es inaudito. Por eso nos da mala espina. Llevamos todo el año trabajando como mulos, todo el tiempo comiéndonos marrones, resolviendo conflictos, soportando presiones y angustias, y hoy cuando nos quieren reconocer el esfuerzo hecho ninguno tenemos ganas de celebrarlo. -Chicos, en serio, esto es muy bueno para vosotros. – Nos intenta animar Hugo.- Es muy importante para vosotros que os conozcan vuestros jefes.- insiste. -¿Pero quién va a esa comida?- Pregunta Marian. -Pue