79.-La clase de funcional
Quizás porque me ha dado
la crisis de los cuarenta casi tres años después de cumplirlos, o porque se
me caen los párpados y la papada, me cuelga la chicha de los brazos, y
desgraciadamente también las tetas, por eso he decidido por fin,
definitivamente y ya esta vez, la buena del todo, dedicarme algo de tiempo a
mí misma; a cuidarme, a pensarme, a observarme, a mimarme y sobre todo a
intentar frenar la degradación que produce el tiempo en mi triste cuerpo y en
mi sufrida mente.
Así que he recurrido a una
de mis infinitas listas. Ésta se llama “Plan de acción para Dorita logre
envejecer con dignidad”. La lista costa de los siguientes puntos.
1.- Cortarme el pelo:
HECHO!!
2.-Beber más agua. En
proceso…
3.-Comer más verdura y
menos chocolate. Intentándolo sin lograrlo L
3.- Comprarme Ácido
hialurónico. Hecho!!
4.-Destruir mi tripa con
una súper técnica indolora. Algún día cuando me toque la lotería L
5.-Comprarme ropa con más
estilo. Algún día cuando tenga estilo, ooooo pueda pagarme un estilista
privado…
6.-Reconstrucción de uñas.
Cuando me mentalice para no arrancármelas a base de mordiscos después de
gastarme la pasta.
7.-Volver a pintar y
escribir. En ello...
8.-Salir más con mis propios
amigos. No valen los amigis de mis hijos. Deben ser realmente amigos míos. En
ello…
9.-Ir a ver más
exposiciones. Tristemente ninguna aún.
10.- Y que me besen y
abracen más todos los que amo J En proceso!!!
11.-Gimnasio. Apuntada y
entrenando ya!!
Lo del corte de pelo ha sido fácil, porque me encanta y siempre me funciona: Voy a la pelu, me leo un par de revistas de cotilleos, me dan un masajito capilar, me soban la cabeza, me dejo mimar, y ¡salgo como nueva! Yo siempre lo digo esto deberían recomendarlo los psicólogos y psiquiatras, porque una buena sesión de peluquería arregla la mente y calma el alma.
Lo de beber más agua, lo
tengo encaminado. Cada día lleno mis botellas hasta 2 litros. Pero cada día
solo consigo beberme media de una. Además me han dicho que los cafés y las
coca-colas, no suman sino restan… ¡Y yo qué pensaba que cualquier líquido
valía! ¡Pues no! No vale ponerse ciego de cervezas para hidratarse…
Lo del chocolate el algo
complicado… Estoy demasiado enganchada. Tendré que sustituirlo por otro vicio…,
¿pero cuál?
¡El ácido! Estoy deseando
probarlo a ver si realmente me engorda la piel y se me tensa como dice las
mil páginas que hay en internet.
Destruir mi tripa… Un
sueño inalcanzable…
Lo de la ropa con más
estilo, es difícil, a los cuarenta ya no tengo solución, soy una paleta, hay
que asumirlo. Quizás si voy al programa ese que le encanta a Raquel donde te
transforman si te cogen. Aunque yo
creo que está todo preparado.
Uñas: ¡Imposible! Aún me
como los codos.
Pintar y escribir, salir
con mis propios amigos, más besitos, exposiciones: ¡Estoy en ello!
Al punto del gimnasio era donde yo quería llegar, porque estoy muy, pero que muy requeté-orgullosa de mi misma. En Enero me apunte y cuatro meses después aún continuo. Solo que esta vez, estoy convencida de que voy a durar. Creo que aguantaré porque voy a la hora de comer, una hora perfecta porque aún no estoy cansada de un día corriendo de aquí para allá con los niños. ¡Y se nota! ¡Aún no me he rajado! ¡Y me encanta ir!¡Me siento tan satisfecha cuando termino la clase! Es verdad que solo voy a las clases colectivas. Lo de las máquinas aún no me llama…, eso de estar yo solica martirizándome con un cacharro con cuerdas, cadenas muelles y pesos, pues como que no me hace, y además me da un poco de vergüenza… porque no tengo ni idea de cómo funcionan esos diabólicos aparatos llenos de colgajos. Pero me estoy mentalizando... Quizás solo sea tan sencillo como pedir ayuda a un entrenador. También es verdad que comencé con Yoga, pero en estos meses he evolucionado poco a poco y ahora voy también a pilates, zumba, fit balance y body pump. Día a día me noto más flexible y fuerte; tristemente no más delgada, porque cuando termino tengo muchísima hambre que mi cerebro engaña vilmente a mí voluntad diciéndole que me he ganado una buena tableta de chocolate. Pero eso sí creo que estoy cambiando grasa por músculo. ¡En serio! No os riáis. Es verdad que aún no se nota mucho. Por lo que ya me estoy haciendo a la idea de que nunca seré una de esas chicas gráciles y espigadas que andan por la calle cual junco balanceado por la suave brisa marina. Y sin embargo acabaré ancha y musculosa como la masa. Una pena… Pero bueno, ¡Eso mejor que estar como michelin! Me he animado tanto que me he liado a probar todas las clases colectivas que pillo. Así que ignorante de mí me he metido en una que llaman funcional, y que describen como “entrenamiento para el día a día” y yo he pensado, ummmmm, eso me hace falta porque mi día a día es la pera. Indudablemente necesito entrenar para sobrevivir a las carreras y prisas. Así que ni corta ni perezosa en la puerta de la clase me he plantado con mi botellita de agua y mi toalla por si llego a sudar algo. Y mientras espero, van llegando los tíos más macizos y las tías más fibrosas del gimnasio… Ummm… ¿Estos vienen a mi clase? Pienso mientras me rodea una colección de buenorros, e instintivamente meto tripa y dejo de respirar durante el resto de la hora. ¿Cómo era la postura perfecta? “Activa abdominal, aprieta glúteo, junta escápula, saca pecho, relaja hombros, suelta cuello y crece, crece, crece”. Ufffffffffffff, me deshincho mientras pienso: ¿Y cuándo respiro? Veo llega a mi profa de pilates, que es quien va a dar la clase:
-Gema, Gema, perdona, una
preguntita…
-Sí, dime Dorita.
-Tú que ya me has visto en
pilates y sabes cómo estoy de forma, ¿Crees que puedo estar en esta clase con
todos estos que me rodean…?- Le pregunto admirando el panorama.
-Es lo digo siempre,
Dorita, en mis clases puede estar todo el mundo. Haces los ejercicios a tu
ritmo y ya está.
-¿De verdad?
-Sí, claro.
-Bueno, pues entonces voy
a probar.
Probé, y casi la palmo. No
era una clase de entrenamiento para la vida, sino para la muerte. Dice la profe:
-Vamos a empezar con calentamiento, 20 series de pasos de oso. -¿Qué coño es eso de paso de oso? Pues andar de un lado a otro como a cuatro patas, pero sin apoyar las rodillas y a toda velocidad.
-¡Ahora 100 sentadillas!
¿100? Pero si no puedo ni con diez. ¡Por Dios!¡Me arde el culo!.- Ahora
entiendo porque todos los que me rodean tienen esos pedazo de culos
perfectos. Y yo soy una fofa asquerosa… Bueno, al menos entre sentadilla y
sentadilla puedo recrearme la vista con los panderos que vislumbro por el
rabillo del ojo, no se me vaya a notar demasiado que me estoy recreando los
sentidos.
-¡100 flexiones!.- Ni una
fui capaz de hacer. Y mira que lo intentaba, pero soy incapaz de bajar el
cuerpo sin estrellarme contra el suelo.
-¡100 abdominales! .-
Menos mal que de esto estoy algo entrenada porque hago en pilates. Pero más
de 20 no llegue a hacer. Ummm, voy a inspeccionar
nuevamente por el rabillo del ojo como van estos súper tiarrones con sus tabletas de chocolate. Ummmm,
van bien los jodidos, que precisión de musculatura, ummm, me gustaría
comprobar si están tan duras como parecen esas abdominales.
-¡Dorita! ¿Puedes dejar de
distraerte y seguir con tus abdominales?. - ¡Joder! ¡Qué pillada! Perdón seño
pero es que están muy buenos… Y algo gratificante me tendré que llevar.
-¡Ahora Burpeess!.-
¡Mierda! ¿Qué coño es esto? Pues algo
así como desde tirada en el suelo doy un grácil salto y me levanto, doy otro
y hago una sentadilla, doy otro y vuelvo a caer en posición tabla
¡Facilísimo! Al segundo burpee de
estos, me quede tirada lo larga que soy en el suelo pensando cómo podría
escaparme de esta clase torturadora sin hacer un grandísimo ridículo. El
problema es que como soy miope, me he puesto en la primera fila.
-¡Venga chicos vamos a por
las pesas! Que cada uno coja el peso que piense que es el adecuado.- Yo cogí
la barra sin pesas. Esta vez no voy a fallar.
- Hombre Dorita, al menos
tienes que levantar algo de peso.
- Bueno, pues el de medio
kilo.
- ¿Si? ¿No te parece poco?
Hay que forzar algo.
- No seño, yo me siento
súper forzada, te lo aseguro.- Le contesto medio muerta a la profe mientras
compruebo que todos los tiarrones y macizas del gimnasio están como rositas.
![]() ![]()
-Gema… Eh…
Yo no puedo correr tengo asma bronquial… Mejor me voy .- Y me libero de esta
agonía.
-No,
hombre, no. De mis clases no se va nadie.
-¿No? Siempre
hay una primera vez. Es que…
-Tú si no
corres anda.- Así que yo andaba mientras todos esos tíos y tías buenos me
pasaban una y otra vez.
-¡Muy bien
chicos! ¡TRX!.- Esto ya es demasiado para mí. Flexiones con los pies
enganchados en una especie de cuerda, goma… yo que se… Eso no se estaba
quieto, era incapaz de controlarlo, y mantener mi cuerpo en tensión
manteniendo la postura. Así que decidí atármelo al cuello y acabar de una vez
por todas. Pero Gema me regañó.
-
¡Estiramientos! .- O mejor dicho torturamientos.
-¡Relajación!
.- ¡Bien! ¡Por fin!
-… Ahora
chicos, con los ojos cerrados, pensar dos cosas por las que estar agradecidos hoy.- ¡Lo
tengo clarísimo! Estoy súper agradecida porque ha acabado la jodida clase y
porque milagrosamente he sobrevivido a ella.
|
Te puedo ayudar con el punto 8 si te apetece un día, besos
ResponderEliminarVamos a poner fecha! Unas cerveceras el lunes en tu barrio?
ResponderEliminar