Y Sí pudimos ser Agua. Bailando bajo la lluvia con Maldita Nerea
Lo bueno de volver de
vacaciones, es que empiezan en muchos casos las fiestas patronales. Para muchos
estas fiestas son una tortura, pero para mí, que soy una fiestera consumada, es
una pomada para las magulladuras de volver a madrugar y tener que ajustarme a
horarios y responsabilidades. Sobre todo, llevo fatal lo de madrugar porque yo
soy un ave nocturna y se me activa el cerebro cuando cae el sol. Así que en
vacas no hay quien me levante antes de las 12 de la mañana y la vuelta es
horrorosaaaa.
Bueno, que me voy por las
ramas, todo esto viene a que son las fiestas de Alcorcón y mi familia y yo nos
lo pasamos en grande porque todos estamos ambientados con nuestras respectivas
pandillas de juerguistas. Ya sabéis… Este año las fiestas me molan mucho porque
viene Maldita Nerea. Me encantan desde siempre. Me dan tanta energía positiva
que no quiero perderme por nada del mundo su concierto. Así, que a pesar de
tener los pies destrozados de bailar como una loca, la noche anterior y que es
domingo y al día siguiente me toca levantarme prontito, me voy con mi hija a
verlos.
En el recinto ferial dos
horas antes de que comience el concierto nos juntamos toda la cuadrilla, los famosos
drinking rollers, sus ladies y las hijas patinadoras, por supuesto. Es una
noche feliz, hace calor y nos tomamos unos bocadillos gigantes y grasientos encantados
regados por varios minis (como Dios manda) mientras hacemos cola hasta que
abran el recinto. No hay nada como compartir con gente que aprecias los buenos
momentos. Los malos se comparten cuando llegan por narices.
Abren y entramos todos
corriendo tras el correcaminos a pillar el mejor de los sitios: ¡Justito en frente
al escenario! Lo hemos conseguido, desde allí vamos a ver a Jorge
perfectamente. No pienso perderme absolutamente nada. Como hace semanas que no
nos hemos visto nos ponemos al día hablando como cotorras. Estamos tan contentos
y entusiasmados. A pesar del calor de
mil demonios que hace, por lo visto estamos en otra ola de calor, estamos
disfrutando del momento. Hay quien previsor abre sus abanicos. ¡Que envidia!
Entonces un rayo ilumina
el cielo de arriba abajo. ¡Que guay! Se escucha un “hala” que inunda el
anfitreatro. ¡Otro!¡Qué bonito! ¡Olé! ¡Olé! Todos vitoreamos los rayos que van
pintando el cielo de electricidad. Estamos encantados con la iluminación de
esta noche calurosa de septiembre.
Comienza el concierto y
nos levantamos a bailar y cantar como si no hubiera un mañana. Suenan, tan
bien, son tan majos, positivos y sus canciones tan alegres, que nos contagian.
Las niñas están encantadas y los padres también. Más rayos de un lado para otro
iluminando la noche, parece que el cielo ha decidido poner los efectos
especiales al concierto. Estamos todos disfrutando de lo lindo.
Entonces me cae una
pequeña gota en la cara. Vaya, va a llover. Pues si llueve mejor porque hace
mucho calor y nos refrescamos. Otra gotita. ¡Cómo mola! Esto es como cantando
bajo la lluvia, como en las pelis. ¡Que llueva, que llueva, la virgen de la
cueva! Ummm, que bien huele a tierra
mojada. ¡Qué gustazo! Todos seguimos
bailando tan felices refrescados por las gotitas de lluvia salvadora.
Hasta que de pronto:
¡BRUMMMM! El cielo se cae literalmente sobre nuestras cabezas. La temperatura
baja violentamente y se nos viene encima mares de agua helada. La sensación es que
me están tirando sin piedad miles de cubos de agua con hielo por encima de la
cabeza. ¡Joder!¡Joder! ¡Qué frío! ¡Coño!
Agarro a mi hija que está
tiritando y trato de protegerla con mi propio cuerpo. Miro alrededor y veo entre
la cortina de agua que mis amigos hacen lo mismo con sus polluelos. Me da miedo
que la gente comience a correr y se lie una parda, porque somos muchos, unos
cinco mil dijeron. Bueno, es solo agua…,
no pasa nada, trato de mantener la tranquilidad mientras conduzco a mi hija por
las escaleras hacía arriba de los asientos. Entonces, noto que algo duro me
golpea la espalda. ¿Algún gracioso gilipollas me está tirando piedrecitas? Me giro para matarle cuando me doy cuenta que
es granizo. Nos hacemos una piña tratando de cubrir a nuestros retoños y
protegerlos del granizo, agua helada o lo que sea, pero nos pega con furia. ¡Joder!
Continúa lloviendo a
mares, el agua inunda mi pelo, mi cara, mi precioso vestido largo de romana, y
mis sandalias se hunden en el barro. Pero yo solo estoy preocupada de intentar
tapar a mi hija con mi estrecho fular empapado. En ese momento el propósito de
mi vida es cubrirla con el maldito fular. Al final alguien encuentra una salida
de anfiteatro saltando las vallas y andando por el barro. Total, mis sandalias
ya están perdidas.
La gente se mueve
despacio, con cuidado para no resbalar y el agua continúa empapándonos. Logramos
salir por fin y nos encaminamos hacia los coches. Pero antes de llegar a
nuestro destino para de llover. Solo ha sido una tormenta de verano. Pero que
puntería. Estamos todos calados, helados y solo se nos ocurre comenzar a
bromear. Que si ya no hace calor, que si se ha estropeado tu peinado de la
peluquería, que si mi gomina es mejor que la tuya, que si mi vestido se va a
encoger, que si nos hacemos un selfie para la posteridad, que si somos los mejores
y vivimos las mejores experiencias. Que si nos secamos y volvemos al concierto.
Yo paso de volver que con llegar a mi
casa con las bragas empapadas ya tengo suficiente.
Me ha encantado y me divierte recordar el momento que vivimos.
ResponderEliminarClaro, ahora me rio, pero cuando azotaba el granizo......
Ha sido nuestra aventura.
Susana, qie bien describes los momentos que vivimos los que estamos a tu lado
ResponderEliminarMe encanta!!!!
Imposible describirlo mejor. En todo has acertado. Un diez.
ResponderEliminarAnda! Pensaba que era un selfie con Maldita Nerea jajajajaja. Madre mía, ya podía haber empezado a llover un poquito después. Nosotros fuímos a verlo a una discoteca de Córdoba y nos encantó, es verdad que tienen un buen rollo increíble! Nos falto foto porque los de la discoteca luego tenían un evento y nos largaron, que coraje!!! Un besote!
ResponderEliminar